Sobre Víllora

Historia

El nombre de Víllora parece ser una forma, un tanto despectiva o peyorativa, de referirse a una villa pequeña, sin relevancia, con un sentido semántico cercano a lo que podríamos definir como villorrio. Pero, a pesar de que la toponimia no haya sido nada generosa ni exprese lo que realmente es y significa el pueblo de Víllora, su pasado y su historia nos muestran una villa con gran carácter e idiosincrasia especial. En efecto, desde los primeros pobladores de estas tierras, todas las civilizaciones antiguas que poblaron la Península aprovecharon los recursos y las virtudes que el territorio villorero les ofrecía. Los vestigios de la Edad del Hierro del yacimiento arqueológico de la Veguilla, los restos celtíberos de El Guilón, la villa romana de La Mezquitilla, el asentamiento romano de Castil de Olivas, o el castillo árabe del siglo XII que preside majestuosamente la población, hablan muy a favor de las bondades de esta tierra para sus moradores históricos.

Poblada desde finales de la Edad del Bronce por celtíberos, que tímidamente aprovecharon las minas de hierro existentes en la zona, tuvo gran apogeo en época romana, explotándose significativamente estas minas y los yacimientos basálticos ubicados en el territorio, mineral muy útil en la construcción de las calzadas romanas.

Víllora se manifiesta como verdadero cruce de caminos entre los reinos de Castilla, Valencia y Aragón. En el año de 1.443, Víllora consigue, tras desembolsar el importe de 1.730 maravedíes, el título de señorío, siendo su primer señor feudal y absoluto Don Pedro de Zúñiga, Conde de Ledesma y de Plasensia, el cual ordenó y organizó su primera repoblación. En el año de 1.553 era señor de Víllora Don Diego de Zúñiga, Abad de Parraces.

En el siglo XVIII, en 1.719, Don José Francisco Sarmiento de Sotomayor, Conde de Salvatierra, como marido de Doña Leonor Dávila Ponce y Zúñiga, Condesa de Vaigres, vendió su señorío a Don Eugenio de Zúñiga y su hermano José por 120.000 reales de vellón. En el año 1.732, será Don Antonio de Zúñiga quien herede el marquesado de Víllora, su jurisdicción, imperio, castillo, fortaleza, casas, vecindad y vasallaje de la villa, su término y sus casas de Ayuntamiento.

En fecha de 16 de diciembre de 1.783, siendo marqués de Víllora Don Tomás Bellanguer Zúñiga y Cerda, se pidió y se consiguió, por facultad real, el poder de vender y dar censo perpetuo a los habitantes de la localidad de la mitad norte del término, dejando la mitad sur para forasteros. Ya entrado el siglo XIX, concretamente en 1.811, fallece Don Tomás Bellanguer Zúñiga y Cerda, marqués de Víllora, poniendo fin al marquesado de Víllora al no tener éste ninguna descendencia.

Hasta 1.822 los bienes de este marquesado pasaron a ser propiedad del Conde de Salvatierra y, posteriormente, a su hijo el Duque de Híjar, no sin antes pasar por numerosos pleitos. En febrero de 1.840, durante las guerras carlistas, el castillo de Víllora fue incendiado por el partidario Arnau en su huída desesperada. En 1.874, Don Gil Roger y Duval compró a la duquesa viuda de Híjar gran cantidad de tierras rústicas en los pueblos de Víllora, Yémeda, Enguídanos y las Majadas. En 1.897 las vendió por la cantidad de 60.000 pesetas a los vecinos de Víllora, convirtiendo a éstos, hasta entonces arrendatarios, ahora ya en propietarios. Aparecen lugares como las Rentillas, los Ribazones, El Censo, La Casilla, El Olivar, El Molinillo, Sobrantes de Rentillas, Noguera llana, Huerta de la Noria, La vega y La redonda.

El siglo XX vendrá marcado por la mecanización del campo, por la guerra civil, por las actividades de los maquis en la zona, por la construcción del ferrocarril y por una posterior despoblación y abandono del campo, causado por la emigración a Valencia y Barcelona de aquellas gentes que querían prosperar y alcanzar una vida mejor en una nueva sociedad urbana e industrial que se abría paso con fuerza.

En Víllora no ha existido un escudo municipal y, por tanto no ha dispuesto de armas propias con anterioridad, por lo que el Ayuntamiento mandó hacer un nuevo escudo basado en la simbología histórica, económica y geográfica más destacada de la Villa. Por todo ello, se consideraron los siguientes elementos como base de la simbología a tener en cuenta en su confección: los pinos, tan abundantes en la zona y que tanta riqueza han proporcionado siempre al municipio; el castillo, emblema histórico indiscutible; y el agua de los ríos San Martín y Cabriel, con los que tanto se identifica la población villorera.

De esta forma el escudo actual de la histórica villa de Víllora se define técnicamente como: en campo de gules el castillo de Víllora de oro mazonado de sable y aclarado de azur acompañado de dos pinos arrancados de plata. Jefe encajado de plata. En punta ondas de plata y azur. Al timbre corona real cerrada.


Fotos panorámicas del pueblo